La Semana Santa de Cieza más triste

Los balcones engalanados y las calles desiertas han marcado la semana de Pasión más atípica que se recuerda en la localidad

Javier Gómez

El estado de alarma y el posterior confinamiento de la población ciezana, decretado tras la crisis sanitaria que ha desatado la pandemia del coronavirus, han dejado una estampa insólita en Cieza durante la Semana Santa. Los balcones se han engalanado como si la Pasión de Cristo se fuera a representar, aunque las calles estaban desiertas. Soniquetes de tambores y música procesional en las viviendas advertían que nos encontrábamos en plena Semana Santa.

Pero no había ni rastro de ‘la burrica’ del Domingo de Ramos. El Santo Cristo no salía de su casa, La Ermita, acompañado en loor de multitudes que le arrojaban pétalos de flores con primor hasta su llegada a la Iglesia de la Asunción. Tampoco las legiones romanas prendían al Nazareno en Martes Santo, ante la mirada expectante de una Plaza Mayor abarrotada. Las largas procesiones del Miércoles y del Viernes Santo no tenían cabida, y las calles y los bares no se llenaban de vida y alegría. En Jueves Santo, el silencio era impuesto, pero no por el recorrido de Jesús camino del Santo Sepulcro, ya que imperaba por el maldito Covid-19 que tienen recluida a la población ciezana.

No hubo Resurrección. Cristo volvió a la vida en los corazones de los nazarenos en la intimidad. Sin lluvia de caramelos para gozo de los más pequeños. La ‘mona’ se vivirá en familia, como siempre; pero entre cuatro paredes, como nunca.

En Cieza, la Semana Santa, que está declarada en la localidad como fiesta de interés turístico nacional y que se postula a la internacionalidad, se vive con devoción. Los 44 pasos y las más de 5.000 personas que participan en la fiesta no pudieron salir a las calles. Pero es solo un paréntesis. Los ciezanos y las ciezanas ya padecieron la interrupción de la Semana Santa del año pasado debido a la climatología, por lo que las ganas de procesionar se habían incrementado. Sin embargo, Cieza se ha repuesto de múltiples avatares a lo largo de su dilatada historia, y volverá  a hacerlo cuando se derrote «al bicho». Y, entonces, la Semana Santa de Cieza volverá por sus fueros. De eso no cabe la menor duda.

 

 

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